miércoles, 14 de marzo de 2012

Parque Natural del río Dulce, una visita para cada estación del año al paraíso de Félix Rodríguez de la Fuente


Reproducimos aquí el artículo de Eduardo Torres Castillo para Guadalajara Digital, por lo bien que ilustra los valores del Parque Natural del río Dulce y su relación con Félix Rodríguez de la Fuente.
Recuerda que puedes inscribirte en la ruta-homenaje que organizamos este 24 de Marzo con su Fundación en el 659 953 357 y en marcos@keducacion.es. Aquí tienes más información.

Para conocer el Parque Natural del Río Dulce, nada mejor que dejarse caer suavemente hacia la localidad de Pelegrina, pedanía de Sigüenza, que dista algo menos de diez kilómetros de la ciudad. Antes de llegar, conviene desenfundar la cámara de fotos puesto que desde la misma carretera que conduce al pueblo hay varios miradores privilegiados del valle. A un lado queda Pelegrina, con la impronta de su castillo. Al otro, el serpenteo del Dulce camino de Aragosa.

Desde ese punto elevado sobre el pueblo fortificado, todo lo que abarca la vista es el Parque. Tiene una superficie global de 8.348 hectáreas que se extiende por los términos municipales de Sigüenza (pedanías de La Cabrera y Pelegrina), Mandayona (Aragosa), Saúca (Jodra del Pinar), Torremocha del Campo, Mirabueno y Algora. Fue declarado Parque Natural mediante Ley 5/2003 de las Cortes de Castilla La Mancha. 
Las diferentes composiciones de rocas que atraviesa el Río Dulce conforman tramos variopintos y de estéticas muy distintas. Entre Jodra del Pinar y Valcabril, el parque es un valle abierto; a partir de Valcabril, el valle se estrecha y profundiza progresivamente hasta encajarse en los meandros; en las proximidades de Pelegrina labra una profunda y espectacular hoz que deja al descubierto varias agujas o torres calizas y arcos de piedra; y por último, en el tramo entre Pelegrina y las proximidades de La Cabrera, el valle es amplio, y está esculpido sobre yesos y arcillas.
Esta primera alternativa para conocer el parque permite al viajero combinar la monumentalidad de Sigüenza con la maravilla natural del Río Dulce, prácticamente sin transición alguna. La sombra de El Empecinado y sus luchas, éste fue su escenario, se une a las de los rebollos para acompañar al viajero hasta el inicio oficial del parque. Desde la Ciudad del Doncel el camino del Rebollar sale de la CM-110.
Una vez en el parque es recomendable empezar el paseo por la garganta del Río Dulce en la Hoz de Pelegrina. Los riscos enormes que lo encajonan, son parte de su atractivo. Conservan el frescor en el verano, componiendo con el agua y su soniquete tranquilizador un paseo maravilloso. Para una ruta a pie de medio día, es ideal. El camino lo tiene todo. Es cómodo. Permite al visitante admirar el paisaje mientras avanza, y resulta ideal para las familias, puesto que no estorba en lo más mínimo un carrito de bebés. Puestos en marcha, en lo más hondo del valle, un camino verde, con bifurcaciones a ambos lados del cauce dulce ofrece alternativas planas, todas vistosas. La vista puede marcharse adonde quiera. Siempre encontrará un color que le llame la atención, el vuelo impecable de una rapaz o la imponente cascada del fondo del desfiladero, que este año de nuevo deja caer el líquido elemento. Esta, a la que llaman la Ruta de la Hoz de Pelegrina, tiene una longitud de cuatro kilómetros.
También los cicloturistas tienen su opción en el Dulce. Quienes quieran hacer ejercicio en bicicleta pueden seguir el cauce del río desde Aragosa hasta La Cabrera y Pelegrina, o hacer el camino a pie. En este caso, la ruta da para bastante más de medio día. En total, la segunda propuesta recorre 11 kilómetros, 7 de Aragosa a La Cabrera, y cuatro más de La Cabrera a Pelegrina. El trazado conduce al deportista o caminante por la mayor parte del Parque a través de un camino que discurre junto al agua. Comienza en Aragosa, por una pista que se alarga por la orilla izquierda del río hasta la Cabrera, aguas arriba del Dulce, y atraviesa el Cañón de Aragosa y el Estrecho del Portacho. La ruta enlaza con las dos anteriores, la de la Hoz de Pelegrina y la del Rebollar, por lo que los deportistas que lo deseen pueden llegarse en bicicleta hasta la mismísima ciudad de Sigüenza recorriendo un bellísimo paisaje en el que el calor nunca llega a asfixiar. Hitos ineludibles son el Barranco de San Pedro, antes de comenzar, en el que anidan los alimoches y las águilas perdiceras. Después lo son también la cascada del pueblo de Aragosa, y las peñas de Santa Olalla y del Portacho. El camino descubre una joya más, la antigua fábrica de papel moneda de los Heros, hoy en ruinas.
Flora y fauna
La  flora es muy variada. Al tratarse de un barranco con mucho desnivel en poco tiempo, las condiciones climatológicas desiguales dan lugar a ecosistemas dispares. La parte alta del cañón está muy expuesta a la intemperie. El aire, el frío y calor en verano, condicionan mucho su cubierta vegetal. A lo largo del desfiladero, el protagonista es el  bosque de ribera. Hay hasta tres clases de sauces, chopo fresno, álamo, tilo y nogal, entre otras especies. Hay una diversidad de flora importante que se ensancha hasta 30 metros en el cauce del río. Fuera de este perímetro la protagonista es la vegetación mediterránea, con la encina como reina. En algunas zonas hay también quejigo, rebollo, sabina blanca e incluso arce. La zona de monte es la que menos variedad de especies tiene. Son de menor tamaño y casi siempre arbustivas como el enebro, el enebro rastrero, la cornicabra, la jara, el espliego, el tomillo, el romero o la aliaga. Los meandros del río cobijan una variedad enorme de exposiciones diferentes y microclimas que aumentan la biodiversidad en todos sus aspectos.
La flora le proporciona un entorno privilegiado a una fauna sorprendente por rica, que incluye especies amenazadas. Las más espectaculares son sin duda las rapaces rupícolas, que hacen de rocas y cortados su hogar. A este grupo pertenecen el halcón peregrino, el águila real, el águila perdicera, el buitre leonado, el alimoche y el búho real. Además de la elegancia majestuosa del vuelo en cualquiera de estas hay un detalle que no debe pasar desapercibido al visitante: el sonido. El canturrear, matutino y vespertino,  de las aves de ribera es incomparable. Hace disfrutar del paseo tanto o más que la vista. Especial atención merece en este sentido el canto de la chova piquirroja y su repicar en el eco de las parameras.
Entre la frondosidad de los bosques hay corzo, jabalí y ciervo que poco a poco coloniza la zona. En el río hay nutria. Lo mejor de la fauna piscícola es la trucha común de una raza muy pura que no tiene patrones de hibridación. En el Dulce está también el primer coto de pesca sin muerte que se creó en España junto al de  Peralejos de las Truchas.
Desde el punto de vista monumental, y aunque ese no sea nuestro objetivo ahora, escondida entre las casas crecientes de Pelegrina está su pequeña iglesia románica, construida en el siglo XII bajo la advocación de la Santísima Trinidad con el patrocinio de los obispos seguntinos. Años más tarde, el prelado seguntino Fadrique de Portugal ordenaría su embellecimiento interior y exterior. También las iglesias románicas de Jodra y Saúca están en el interior del Parque.
Como ocurre con cualquier entorno natural, el Parque tiene varias visitas y lecturas. Las mejores épocas para visitarlo son las de cambio. En primavera bulle la vida. En pleno mes de mayo, y aún en junio, puedes encontrarte con todas las tonalidades de verde, con su olor a polen característico. En el otoño, los ocres son los que le dan color al paisaje. Entonces las grandes hojas de los chopos adquieren todas las tonalidades ocres entre el verde y el amarillo antes de caer.  Sin embargo, ninguno de los dos guías olvida el invierno, en el que el blanco puro de la nieve virgen se extiende muchos días de diciembre y enero por la superficie del parque. El cañón del Río Dulce admite la visita fotográfica, deportiva, geológica, ornitológica, faunística, la pesca con permisos, el senderismo y la micología. Hay una opción para cada persona.
Félix Rodríguez de la Fuente
No se puede hablar del Río Dulce sin mencionar al naturalista Félix Rodriguez de la Fuente. En lo más alto de la carretera que une Torremocha del Campo con Sigüenza, está el sencillo homenaje que el pueblo de Pelegrina hizo al afamado naturalista. El pueblo sintió mucho la muerte de aquel hombre, trabajador incansable, que contrataba a muchos de los operarios que necesitaba en los pueblos de la zona. Su siguiente proyecto era la creación de unos estudios de naturaleza en las barranqueras de Río Dulce, donde ya había rodado muchas de las películas más espectaculares de la popularísima serie documental “El Hombre y la Tierra”. En lo más alto del valle, Pelegrina levantó un sencillo mirador con una placa dedicada a su memoria desde el que otear gran parte de los cañones del Río Dulce. Las vistas del cauce encajonado y del majestuoso vuelo de las rapaces son el mejor homenaje que se le puede hacer a un hombre como él. Desde su mirador, no se puede pensar que en otra cosa que no sea naturaleza.  La figura de Félix va unida al parque. No se puede separar Pelegrina de Rodriguez de la Fuente, ni viceversa.

martes, 13 de marzo de 2012

Propuestas educativas Abril 2012

(Pincha en los enlaces para ver las fichas técnicas de cada actividad)

Recordaros que podéis hacer estas actividades en cualquier momento del año.  

Motivación de las actividades por nuestro coordinador, Marcos Pla.

Para pasarte presupuesto personalizado, si necesitas más información, y/o para otras actividades, no dudes en ponerte en contacto con nosotr@s.

Además podemos diseñarte actividades personalizadas.

 

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