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Este es un proyecto que acariciábamos hace tiempo, ya que es una ruta que atraviesa el corazón de la mejor naturaleza que aun nos queda en la Comunidad Valenciana.
Además es un proyecto con muchas aristas que nos encantan: por un lado, tiene una vertiente cultural, ya que nos permite acercarnos al mundo rural, a sus gentes y a su cultura. Por otro lado, es un trampolín para enamorarnos, más si cabe, de nuestra tierra, acercándonos con una nueva perspectiva al territorio, más, más completa. Una perspectiva antigua por otro lado, porque rescata nuestro lado más nómada y paleolítico.
Por supuesto tiene la faceta naturalista que nos encanta, y nos ayuda a recordar que, más allá de la mega fauna africana, en nuestro territorio podemos encontrar todo un repertorio de formas de vida bellísimas.
Y así podríamos seguir, pero sobretodo queríamos contaros lo que ha dado de sí esta primera jornada.
Nos levantamos pronto en Valencia para coger el cercanías rumbo Jérica. Íbamos por el camino repasando nuestro material de montañeros/as pendientes de que no nos faltara nada.
Por cierto, en este viaje de preparación nos acompaña,como en mil aventuras mas, Lobita.
Cuando el cercanías, tras ir adentrándonos en la cada vez más verde provincia de Castellón, nos ha dejado en Jérica, nos hemos dirigido hasta Teresa. Aquí hemos tenido el placer de comer en la taberna "La justa".
Es un placer, no solo porque lo llevan dos buenos amigos nuestr@s, Rafa y Pilar, sino porque ell@s intentan con su negocio ser lo más sostenibles posible. Por ejemplo, buscan productos locales,servilletas recicladas, evitar el sobreenvasado y si se puede, en vidrio...
De allí hemos cogido el bus de la Vallduxense que nos ha acercado a Bejís. Por fin estábamos en la mítica ruta del GR 7. Hay que recordar que este es un sendero continental que comienza en el Peloponeso (Grecia) y termina en Tarifa (Andalucia).
Una de las cosas más sorprendentes y mágicas de estos senderos continentales es que todo el recorrido discurre por caminos y senderos de montaña de media Europa.
De vuelta en Bejís, 22 kilómetros nos separaban del final de nuestra etapa: Andilla. Por el camino hemos tenido la suerte de atravesar las dos bellas aldeas de Arteas, pertenecientes a Bejís, y tristemente amenazadas, junto a sus excelentes parajes, por un proyecto minero de extracción de arcillas.
Una de las cosas más bonitas que hemos experimentado hoy es la sensación de soledad y estrecho vínculo con la madre tierra. En algunos tramos estábamos a más de 10 km. de la población más cercana...
También hemos comprobado con gozo, cómo la zona se recupera lentamente pero con la energía renovada que tienen los nuevos brotes, de los incendios que la asolaron en las décadas pasadas.
Cuando los colores del día se esfumaron ante la presencia de la inminente noche, arribamos a Andilla, donde nos hemos alojado de una de las casa rurales del pueblo.
¿Qué fauna hemos visto hoy? Un conejo, una pareja de cuervos, un pequeño halcón, los ojos de un carnívoro escrutándonos en la noche, varios grupos de codornices, a los ágiles abejarucos cazando en vuelo, bastantes excrementos de garduñas, alguno de zorro, así como de jabalí y una letrina de gineta.
Y así concluye nuestra primera jornada, a pesar de nuestros intentos, no tenemos palabras para describir esta experiencia única. Lo mejor es venir y vivirlo, ¿te animas?
Este es un proyecto que acariciábamos hace tiempo, ya que es una ruta que atraviesa el corazón de la mejor naturaleza que aun nos queda en la Comunidad Valenciana.
Además es un proyecto con muchas aristas que nos encantan: por un lado, tiene una vertiente cultural, ya que nos permite acercarnos al mundo rural, a sus gentes y a su cultura. Por otro lado, es un trampolín para enamorarnos, más si cabe, de nuestra tierra, acercándonos con una nueva perspectiva al territorio, más, más completa. Una perspectiva antigua por otro lado, porque rescata nuestro lado más nómada y paleolítico.
Por supuesto tiene la faceta naturalista que nos encanta, y nos ayuda a recordar que, más allá de la mega fauna africana, en nuestro territorio podemos encontrar todo un repertorio de formas de vida bellísimas.
Y así podríamos seguir, pero sobretodo queríamos contaros lo que ha dado de sí esta primera jornada.
Nos levantamos pronto en Valencia para coger el cercanías rumbo Jérica. Íbamos por el camino repasando nuestro material de montañeros/as pendientes de que no nos faltara nada.
Por cierto, en este viaje de preparación nos acompaña,como en mil aventuras mas, Lobita.
Cuando el cercanías, tras ir adentrándonos en la cada vez más verde provincia de Castellón, nos ha dejado en Jérica, nos hemos dirigido hasta Teresa. Aquí hemos tenido el placer de comer en la taberna "La justa".
Es un placer, no solo porque lo llevan dos buenos amigos nuestr@s, Rafa y Pilar, sino porque ell@s intentan con su negocio ser lo más sostenibles posible. Por ejemplo, buscan productos locales,servilletas recicladas, evitar el sobreenvasado y si se puede, en vidrio...
De allí hemos cogido el bus de la Vallduxense que nos ha acercado a Bejís. Por fin estábamos en la mítica ruta del GR 7. Hay que recordar que este es un sendero continental que comienza en el Peloponeso (Grecia) y termina en Tarifa (Andalucia).
Una de las cosas más sorprendentes y mágicas de estos senderos continentales es que todo el recorrido discurre por caminos y senderos de montaña de media Europa.
De vuelta en Bejís, 22 kilómetros nos separaban del final de nuestra etapa: Andilla. Por el camino hemos tenido la suerte de atravesar las dos bellas aldeas de Arteas, pertenecientes a Bejís, y tristemente amenazadas, junto a sus excelentes parajes, por un proyecto minero de extracción de arcillas.
Una de las cosas más bonitas que hemos experimentado hoy es la sensación de soledad y estrecho vínculo con la madre tierra. En algunos tramos estábamos a más de 10 km. de la población más cercana...
También hemos comprobado con gozo, cómo la zona se recupera lentamente pero con la energía renovada que tienen los nuevos brotes, de los incendios que la asolaron en las décadas pasadas.
Cuando los colores del día se esfumaron ante la presencia de la inminente noche, arribamos a Andilla, donde nos hemos alojado de una de las casa rurales del pueblo.
¿Qué fauna hemos visto hoy? Un conejo, una pareja de cuervos, un pequeño halcón, los ojos de un carnívoro escrutándonos en la noche, varios grupos de codornices, a los ágiles abejarucos cazando en vuelo, bastantes excrementos de garduñas, alguno de zorro, así como de jabalí y una letrina de gineta.
Y así concluye nuestra primera jornada, a pesar de nuestros intentos, no tenemos palabras para describir esta experiencia única. Lo mejor es venir y vivirlo, ¿te animas?
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